Es seguro decir que Volodymyr Zelensky ha robado el protagonismo en el G7 con su visita sorpresa a Hiroshima.
Volodymyr Zelensky ciertamente ha robado el show en la cumbre del G7 con su visita inesperada a Hiroshima. La anticipación en torno a su viaje a Japón ha sido un tema de conversación durante las últimas 24 horas, captando la atención de los medios. La noticia de su posible visita surgió el viernes, coincidiendo con la visita de los líderes al parque memorial de la paz en Hiroshima.
Sin embargo, ha habido declaraciones contradictorias por parte de los funcionarios ucranianos sobre su presencia. Inicialmente, se sugirió que Zelensky permanecería en Kyiv y participaría a través de enlace por video, como estaba previsto originalmente. Luego, hubo indicios de que realizaría el viaje, seguidos de declaraciones posteriores indicando que finalmente no asistiría. Esta incertidumbre ha agregado intriga en torno a su posible presencia en la cumbre.
Quizás fue una señal de que, aunque su visita fue supuestamente planteada semanas atrás en conversaciones entre Zelensky y el primer ministro japonés Fumio Kishida, la decisión final se tomó de manera abrupta.
Nadie estaba seguro de cuándo llegaría, hasta que de repente apareció en los televisores del centro de prensa del G7 la imagen en vivo de su avión francés aterrizando en el aeropuerto de Hiroshima, provocando una ola de emoción entre los periodistas.
Ahora que está aquí, su poder estelar añade un toque de energía a los tranquilos procedimientos diplomáticos, tal vez incluso amenazando con opacarlos. Pero es poco probable que a los líderes del G7 les importe. Después de todo, la guerra en Ucrania iba a ser el tema principal de la cumbre.
Hasta ahora, sus sanciones no han logrado detener la invasión de Rusia, y el compromiso del viernes de “ahogar” a Rusia de recursos para su “máquina de guerra” sigue siendo vago.
Pero con la imagen de los líderes mundiales literalmente hombro con hombro con Zelensky, mientras se comprometen a ayudarlo con su solicitud de una “coalición de aviones”, la intención es enviar un mensaje firme a Moscú: Vamos en serio.
